Sunday, August 26, 2007

Derrotero

Cuando eras chico, creíste que podrías ser estrella de rock alternativo. Y ahora, eres un gordito que sigue condenado a estar entre el público, a tener que ponerse en puntas de pie y estirar bien el cuello para poder ver a las estrellas del rock alternativo en su triunfal performance que es como la marcha fúnebre para aquella ilusión tuya de niño. Ahora ya no escuchas música para soñar con la gloria del futuro, sino para consumirte en ese ardor retorcido pero inevitable por constatar -de todo lo que soñabas-, lo poco que has conseguido.
Después, terminando la adolescencia, pensaste en ser un gran literato, soñaste con volver a poner un punto y aparte en la intrincada historia de la literatura hispoanoamericana contemporánea. Y ahora te ves tirado en tu sillón, sufriendo con la lectura de un libro que te encanta, pero que no es tuyo. Porque lo que te embriagaba antes cuando leías algo bueno (sumado al placer mismo de la buena lectura), era ese éxtasis dulce que produce la ilusión de creer que cuanto más admiramos algo en otros, más cerca estamos de poder realizarlo nosotros mismos. Pero ahora el placer propio de leer algo bello se vuelve abrasivo, torturante; porque implica también el dolor de recordarte que ya has capitulado, que ya sabes bien que nunca vas a producir nada parecido a lo que admiras.
Y si ahora dejas un momento la dedicación exclusiva a la contemplación de tu derrota y te sientas en el escritorio y te afanas en la escritura durante un rato, es sólo para consumar tu única venganza de gordito traidor con aquel muchacho que soñaba con todo lo que finalmente no has sido: escribir este derrotero para reírte de él imaginando con qué pedante estupidez lo hubiera despreciado, con qué tono de mogólico suficiente hubiera vilipendiado al autor de esta basura cobarde sin saber que se trata de él mismo.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home