Grandes mitos del periodismo de investigación: las lamentaciones de Mae Kin Hoe

"Siendo corresponsal del NYTIMES para la zona asia-pacífico, me sentí tan afectado por el espectáculo miserable de la prostitución infantil, que decidí filmar un documental independiente sobre el tema. Me disfrazé de niña taiwanesa y me introduje en una maléfica red de proxenetas, únicamente armado con micrófonos y cámaras ocultas. Además de acumular una buena cantidad de viruta por los servicios prestados a los turistas occidentales, las imágenes y sonidos de las vejaciones a las que fui sometido resultaron tan conmovedoras para la intelectualidad europea, que mi documental ganó varios premios en el viejo continente proporcionándome un enorme prestigio social. No sólo eso, también gané una verdadera fortuna vendiéndolo como material educativo a varias ONG suecas super comprometidas. Todo iba bárbaro, me sentía al mismo tiempo exitoso y buena persona, por lo que ya estaba filmando las secuelas del estremecedor documento fílmico en las callejuelas de Bangkok, cuando unas pendejas tailandesas me reconocieron, se avivaron de lo que estaba haciendo y sin que me diera cuenta me filmaron mientras yo hacía la calle en mi papel de la pequeña y putísima Mae Kin Hoe. Con el material editaron un documental sobre un periodista del NYTIMES que se hace prostituta infantil taiwanesa para filmar la locura de la prostitución infantil en la zona asia-pacífico. Lo presentaron como un alegato de denuncia de la penosa situación de los periodistas (e intelectuales) del primer mundo que tienen que rebajarse a la pérdida más básica de su dignidad para poder triunfar en el starsystem mediático. Obviamente, la rompieron en todos los festivales de documentales comprometidos en escandinavia, y hoy ya sólo se me recuerda como protagonista de ese filme por cuya habitual emisión en las televisiones públicas europeas no cobro ni un céntimo de derechos de autor"

Buster Kinkaid desde su granja balinesa, en declaraciones exclusivas a nodoneselhigadocareta.