Wednesday, June 20, 2007

Oda al poeta

No nos mientas más poeta. Sólo sueñan los que son capaces de dormir. No lo intentes conmigo, porque sé que para ver las flores al atardecer debe haber flores y ojos y atardecer; pero ¿tú? Tu no eres necesario, tu no eres ni las flores ni los ojos ni el atardecer; podemos prescindir de ti, poeta.

No sigas embaucando poeta. No sigas, que la sublimidad de tu arte es rancia, no nos engañas más, ya sabemos que tu oficio es la estafa: haces que los pechos parezcan montañas y lo ríos serpientes, pero sabemos que las serpientes son venenosas y que las montañas sólo esconden soledad, sabemos, en fin, poeta, que lo único verdadero en ti es la mentira.

No te disfraces más. Las cajas no rezuman. Y tu poeta, eres gordo y sudoroso, y tus manos...aunque las hayas entrenado con compulsión de fanático para que escriban letras finas para palabras flexibles de versos siempre “ágiles” y “sugerentes” (seguro que tu dirías “ágiles como delfines” y “sugerentes como nubes”), a pesar de tanto esmero tus manos son fofas, poeta.

Eres gordo y sudoroso dijimos porque así es: eres gordo y sudoroso y te escondes tras tu sudado anhelo de virtud como un elefante detrás de un moco. Vives para esconderte, rufián, cobarde. Huyes todo el tiempo hacia la belleza, porque eres feo y flácido, gordo y débil. Sabemos poeta, que mientras nos hablas de los almendrados ojos de tu amada te rascas el ojete y que cada vez que crees que te ha salido un “buen verso” te masturbas para festejarlo.

Pero -¡ay!-, lo triste de este texto, poeta, no es tanto la indignidad de tu condición como la vanidad de mis denuncias. Lo verdaderamente triste es ver cómo al final los dos fracasamos igual. Ni tú con tu cháchara en verso consigues refugiarte de la fealdad ni yo con mis insultos en prosa consigo ocultar cuanto te admiro.


Sunday, June 17, 2007

El test Beneitez

¿En qué consiste el test Beneitez para control de poblaciones multiculturales? Bastante simple, aunque con algunos puentes lógicos bastante intrincados. Al encuestado se le cuenta una historia verídica muy simple. No cualquier historia verídica simple. Sino esta historia: la historia de cómo Paco de Lucía llego a ser un genio de la guitarra flamenca.
Resulta que el padre, cuando el pequeño Francisco con sólo diez años se atrevió a decirle que quería ser un gran guitarrista, le dijo: “¿De veras, Paquito, que eso es lo que quieres?”. El niño miró fijamente a su mentor y asintió. Entonces, el padre encerró al futuro genio de la guitarra flamenca en una habitación muy pequeña equipada solamente con una guitarra. Una habitación vacía de no ser por dos cosas: Paquito y su guitarra. Sin colchón, sin una silla, sin ventanas, pudiendo salir sólo para defecar, recibiendo ínfimas raciones de comida fría y agua una vez al día. “Si después de seis meses encerrado aquí sólo con tu guitarra, -dijo el padre a Paquito-, sales y sigues creyendo que lo que quieres es ser un gran guitarrista, entonces y sólo entonces, yo te ayudaré a conseguirlo”. Lo demás es historia.
Una vez que el encuestado escucha la historia, tiene derecho a pasarse una hora con una versión escrita, para poder repasarla y estar seguro de comprenderla. Pasada la hora de lectura y reflexión, se le hace al encuestado la única pregunta de la que consta el test. “Si usted estuviera obligado a decir en cuál de los tres personajes de la historia, -es decir, Paquito, su padre y la guitarra-, se siente usted mejor reflejado, ¿qué diría?. ¿Con cuál de esas tres fuerzas que componen la trama, (Paquito, su padre o la guitarra) cree usted que caza mejor su carácter, su identidad personal, su manera de estar en el mundo?”
Si el encuestado responde que Paquito es su mejor reflejo, se trata de un individuo medio, que podrá ser un poco mejor o peor en el futuro, pero que no llegará a ser ni un prohombre ni un bandido. El promedio moral, digamos. Se lo deja libre, que siga viviendo mientras pueda. Si el encuestado responde que el padre de Paquito es con quien se identifica, se trata de alguien con una ambición bastante más desequilibrada. Una persona que podría llegar a ser capaz de construir un mundo mejor o que intentándolo podría contribuir aún más sin querer a la debacle generalizada. En principio se lo vigilará durante una temporada, hasta comprobar que no es problemático. Pero si en cambio, el encuestado responde que él es como la guitarra de Paquito, entonces hay ordenes inmediatas de deshacerse de él y no dejar ni rastro.

Monday, June 11, 2007

El arte del anonimato

En un momento dado la compañía “Elixir MICROSOUNDS” edita la obra “El arte del anonimato”. Al principio nadie se hace cargo de la autoría. Téngase en cuenta que en ese entonces, el copyleft ha pasado de ser una modita de rufianes epatantes a convertirse en la espina dorsal del oficialismo. Y esto es posible porque hay tantas obras, que casi ninguna da demasiados beneficios por sí misma; así, resulta fácil y canchero renunciar a los derechos de autor y desarrollar incluso el arte (o el papel) del anonimato. Pero el éxito de ventas de “El arte del anonimato” es tal, que los beneficios para Elixir son descomunales, un tremendo botín (no sólo de la obra misma, sino de toda una parafernalia de objetos promocionales del “anonimato” como forma de vida), y aparecen dos jóvenes que, declarándose verdaderos autores de “El arte del anonimato”, le reclaman a Elixir al menos un porcentaje de las regalías que hasta entonces se ha llevado exclusivamente la compañía en calidad de “fabricante y distribuidor de obra anónima”. En ese momento, -desde luego, gracias a ciertos contactos en oficinas oficiales que sus tentáculos pueden estrujar fácilmente-, Elixir se transforma legalmente en “autor” de “El arte del anonimato” y se da por zanjado el conflicto con los dos presuntos autores.
Muchas veces nos enamoramos de una impostura que habíamos adoptado coyunturalmente para solucionar un problema concreto. Entonces, una vez resuelto el problema que propició la necesidad de representar un nuevo papel, puede que (¿quién sabe si por gusto o por mero acostumbramiento?) no estemos dispuestos ya a abandonarlo. El status de autor de “El arte del anonimato”, que para Elixir había comenzado como una mera estratagema para deshacerse de los reclamos de regalías y quedarse así con todas ganancias, se convirtió en un disfraz tan bonito que nadie querría desprenderse de él. Elixir se erigió así para siempre en autor y dedicó el resto de su vida a la promoción de su única obra, “El arte del anonimato”.


[sinópsis de la obra "El arte del anonimato" reproducida en nodoneselhígadocareta por gentileza de Elixir MICROSOUNDS]