Carísimo y absurdo
"Esto es carísimo y absurdo. Es que es ropa de mercadillo, pero ropa de mercadillo a precios desorbitantes"
Bien. Pero, ¿no sería más correcto decir “a precios desorbitados”?
Difícil de decidir
mientras las dos maneras de adjetivar impliquen sentidos distintos.
Desorbitante, si bien es un adjetivo que califica al sustantivo “precios”, lo
califica como indirectamente, porque si son desorbitantes, esos precios
producen que otra cosa se desorbite. Yo creo que los ojos de la persona que
recibe la información de esos precios; los ojos que se salen de órbita, ante la
presentación de esos precios tan desajustados respecto a la ínfima calidad de
lo que venden. Los precios son "desorbitantes", quiere decir que sacan de órbita,
impresionan, contrarían a aquel que tiene noticia de ellos.
En
cambio, desorbitados, pienso yo que en cierto modo es más correcto, o, en todo
caso más simple, más claro, porque ahí sí que desorbitados califica al
sustantivo “precios” sin intervención de nadie, prescindiendo de toda
experiencia o mediación subjetiva: simplemente, son ellos, los precios, los que
están fuera de órbita si se dice de ellos que están desorbitados. Sí, esto
supondría que hay, que existe una órbita de los precios, de la cuál estos
pueden salirse, convirtiéndose entonces en “precios desorbitados”. No es
demasiado difícil aceptar esto.
Y
con “no sé, tío, creo que se está volviendo loco. No hace más que comentarios
desquiciantes”, ¿ocurriría lo mismo? No lo parece.
Los
comentarios desquiciantes son los que desquician a quién los escucha. Si bien “desquiciantes”
es un adjetivo que califica al sustantivo “comentarios”, lo hace, otra vez,
indirectamente. Porque el que resulta desquiciado es aquel que recibe los
comentarios desquiciantes.
Pero
cuando decimos “comentarios desquiciados”, son ellos, los comentarios, los que
estarían fuera de quicio. Lo cual, por otro lado, implicaría que existe un
quicio de los comentarios, del cual estos pueden salirse, convirtiéndose
entonces en “comentarios desquiciados”.
Yo
creo que esto último no debería ser tan fácil de aceptar. Porque creo que no
está tan claro que los comentarios tengan un quicio del cual pueden salirse.
Eso implicaría que rige la sensatez, la prudencia; sólo así tiene sentido
calificar de desquiciados unos comentarios.
No
tengo problema en aceptar que los precios tienen una órbita de la cual pueden
salirse. Pero no estoy todavía dispuesto a aceptar que los comentarios tienen
un quicio del cual podrían salirse.
Soy
un renacuajo anti-liberal y nihilista.
Por
eso, al final, me quedo toda la vida con precios desorbitados y comentarios
desquiciantes. Lo cual, sin duda, es carísimo y absurdo.