Saturday, February 07, 2009

Atrévete

A: “Bucolinsky era un grande. Talentoso, genial, productivo full time (“full time productive”, ponía una camiseta que solía llevar). Todo el mundo lo admiraba y el quería y atendía a todos. Judíos y árabes, gays radicales y legionarios de cristo consumados. Incluso los que se odiaban a muerte entre sí estaban de acuerdo en admirar a Bucolinsky”.

B: “Bucolinsky era un flor de hijo de puta. Todo el mundo lo quería, es cierto; tanto como él se cagaba en todo el mundo. Nunca veía al mismo tiempo a sus amigos de creencias incompatibles. A unos les hablaba mal de los otros y al revés. Así, los tenía a todos contentos.”

A: “Bucolinsky se merece su incalculabe fortuna: hizo inversiones en ayuda cooperativa al Tibet y financió varias ONG californianas, y tuvo la habilidad y la destreza para hacer que sus emprendimientos humanitarios, además fueran lucrativos. ¿Qué hay de malo en ser moralmente virtuoso y ampulosamente feliz al mismo tiempo? ¿No es acaso merecida esa rutilancia tan de Bucolinsky?

B: “Bucolinsky anduvo siempre en negocios más oscuros que mi espalda. Traficaba con bebés nigerianos para consumo noruego, a través de una ONG de ayuda a la infancia africana.”

A: “Bucolinsky…”

B: “…”

Ahora continúa tú mismo, la única pauta es: “A” da una versión de Bucolinsky y a continuación, “B” otra radicalmente opuesta a la de “A” inmediatamente anterior. Así sucesivamente…

¡Vamos! ¡Atrévete a crear tus propios Bucolinskys opuestos!