Saturday, May 14, 2011

La nueva lista de Schindler


Noticia: descubren pornografía en el ordenador de Bin Laden.
En primer lugar, es enternecedor. En segundo lugar, es obvio. Pero imaginense que (y no es muy difícil imaginarlo) se hace un listado de las pelis porno de Bin Laden. Existe este listado, digo. ¿Qué pasaría si esa información se difundiera? ¿Debería prohibirse su difusión? ¿En virtud de qué? ¿En defensa del derecho a la intimidad post-mortem de Osama? ¿O velando por la salud mental del público? ¿O no menos lógico y justo al fin, velando por la carrera profesional de las actrices, actores y productores de esas películas, que se verían moralmente incineradas para siempre de conocerse su condición de virtuales provocadoras de placer y sosiego en Bin Laden? Pero por otra parte, si esa lista se rematara al mejor postor en algún turbio website del ámbito hacker, ¿no encontrarían los inescrupulosos promotores del remate múltiples y cuantiosas ofertas? Y si algún pirata publicara la lista directamente en un blog, ¿no se llenaría de millones de visitas al instante? Alcanzarían una fama enorme, incandescente las películas allí indexadas: una fama ciertamente inalcanzable de no haber sido tocadas por los bajos anhelos del pérfido Saudí.

Wednesday, May 04, 2011

Un ballet

Una tarde, la semana pasada, me drogué de más y me puse a mandar mails pelotudos.

A Jaime le mandé este:


En el mundo contemporáneo,

la gente estúpida

tiene el cerebro colonizado

por la psicología.


la gente barata, sensible,

la gente que quiere estar mejor


y no puede


En el mundo contemporáneo

la gente inteligente

tiene el cerebro quemado

por la sociología


la gente del desprecio, altiva

la gente que quiere ser mejor


y no puede


Basta

Cortemosla, loco


Jaime me contestó una línea: “ja ja!”

Esto me pasa muchas veces. Digo lo del ja ja! No deja de inquietarme el ja ja.

No digo la compañía de comunicación. Digo el “ja ja”, ese recurso de los chats, los tuiteos, los mensajes de móvil y los mails de explicitar que algo es gracioso; pero no exactamente o no solamente. El ja ja es a veces algo más difuso, es un darle pie o confianza o ánimo al interlocutor cuando ha dicho algo ambiguo. Aunque parezca ocultarse en la ausencia del rostro, la timidez también se filtra en los textos. Nos reímos cuando algo nos hace reír. ¿Escribimos ja ja cada vez que algo nos hace reír? No lo creo. Ah, cuánto más cierto, leve y bello es el simple asentimiento de la mirada que la exageración pusilánime del ja ja tecleado. Es una herramienta útil, sí, para convertir cualquier conversación escrita en algo de apariencia simpática; es un mecanismo des-solemnizador. Sin llegar al estridentismo de los emoticones. El ja ja es un pre-emoticon o un soft emoticon.


Seguro que hay ya en marcha toda una sociología de esto. Por suerte, hay jóvenes becados en Princeton estudiando todo esto. Qué espectacular.


ja ja!


Ayer a la noche, volviendo a casa, apretujado en el metro, veía por detrás de un hombro cómo un muchacho (muy rubio, aseado, auriculares modernísimos) chatiaba en su blackberry a una velocidad tremenda y sostenida. Su cara, aunque la veía un poco de coté, era totalmente inexpresiva, con la mirada fija en la pantallita mientras sus dedos se movían como un ballet de bebés con tdh. Con el apretuje del vagón como coartada, podía leerle perfectamente los mensajes que iban y venían. Sólo que no entendía un sorete: el pibe chatiaba en alemán o algo así. No sé de que hablaba, pero había mucho ja ja! Conté y calculé que de cada tres mensajes que mandaba el pibe, uno terminaba con ja ja! Pero él: serio. Ni un brillito en los ojos. Ni una sonrisita. Ni un indicio de emoción real.


Como este ballet.


ja ja!