Wednesday, October 20, 2010

Pis chino

Me quiero coger a la china del chino. En el chino compramos casi todos los días. Al supermercado ya no vamos regularmente. Bueno, en realidad nunca fuimos. Regularmente. Terminan faltándonos cosas: papel higiénico, aceite, leche, coca cola, arena para los gatos, algún heladito. La china es como coqueta. Para ser una china que atiende en un chino, es bastante vedetonga. Se pinta los labios. Se ata el pelo con hebillitas de esas coloridas como de nena. Tiene los labios muy gruesos. A veces, -esto me dio esperanzas, me fía. Es raro que te fíen en un chino. El chino no me fía. Ni dos gominolas para la nena. Tiene una cara de orto perpetua. No me fía ni en pedo. Pero la china a veces sí. Usa esas joyas bien brillosas falsas de bazar chino. Y para ser china es tetona. Pienso que quizás pudiera cogérmela. No sé, pasarle una nota, hacerle algún gesto. Pero le tengo mucho miedo al chino. Me cortaría las manos. O me garcharía con un bastón embadurnado en wasabi. O ahogaría a mi hija en pis.